...es así como se siente publicar en este blog. Como decir una palabra en el espacio exterior. ¿Quién la leerá? ¿Quién escuchará cualquier grito por sonoro y rotundo?
Sólo una cosa, queda la esperanza de que un día cualquiera a quien le des la dirección se tope con tus escritos. Entonces será un intento exitoso del hombre por sobrevivir al tiempo y la distancia. Un pequeño triunfo sobre el anononimato del mono desnudo en la sociedad occidental cosmopolita. En Caracas, mientras mi esposa duerme sin haberse querido tomar los medicamentos, mientras mi niño sueña, y el hijo de mi esposa (mío también) y mientras su hija (mía también) salió a congregarse a la iglesia, y mi corazón late al borde del llanto, de la opresión por la preocupación de saber si hoy o mañana convulsionará o aumentarán sus dolores de columna. En la otrora ciudad de techos rojos, ahora la del metro, la de Chávez y la revolución, la del hampa que te azota y te persigue como una sombra subconciente aunque hoy no te atrapen, quien sabe cuando... hojalá hoy no sea...
domingo, 7 de junio de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)